Según la Real Academia Española de la lengua, la palabra sentimiento tendría estos significados: 1. es la acción o efecto de sentir. 2. estado efectivo del ánimo por causas que lo impresionan vivamente. 3. estado del ánimo afligido por suceso triste o doloroso
Para mi sentimiento es una palabra que está unida a los sentidos. La interpreto como aquello que los sentidos son capaces de percibir y posteriormente transformar en una reacción.
¿Pero como sentimos? ¿Cómo funciona nuestro mecanismo para recoger estos sentimientos?
La opinión de un profano en la materia como soy yo, sería que los sentidos recogen aquello para lo que fueron creados y nos producen sensaciones. Posteriormente, tienen lugar una serie de reacciones encadenadas, que siguiendo sus correspondientes pasos, a manera de protocolos médicos, nos hacen modificar nuestro estado de ánimo: júbilo, tristeza, pasión . Calma, ternura o agresividad
Para mí los sentimientos son una especie de fogonazos que salen del corazón tras haber entrado dentro de él a través de los sentidos.
Cuando veo la pobreza, el sufrimiento, la miseria, las catástrofes, la locura, algo penetra a través de mi vista, de mi olfato, de mi tu oído y de mi piel y automáticamente se convierte en un torrente que llega directamente a mi corazón. Noto un estremecimiento del mismo y siento un fogonazo hacia mi cerebro, que me ayuda a expresar frustración, dolor, pena.
Siento que algo me oprime el pecho y un chorro interior, que no soy capaz de interpretar, lanza un mensaje a mi cabeza, que me hace sentir diferentes sensaciones.
Técnicamente, no sé cuales son los procedimientos químicos que producen en mi interior ese tipo de reacción que se extiende por todo mi cuerpo...
El mismo proceso experimento cuando percibo la ternura.
Cuando veo a un ser impedido, superar las barreras, cuando un niño con síndrome de Dawn me sonríe y acaricia. Cuando un hijo me abraza del cuello y me dice que me quiere, cuando mi padre repite lo orgulloso que está de mi.
Siempre es la misma reacción (compresión del corazón, explosión del mismo). Un torrente se lanza hacia la sede de mis neuronas haciéndome sentir sensaciones.
Igual sucede al hablar del amor. El amor en sus diferentes etapas produce sensaciones variadas. Al principio desasosiego, sufrimiento y ansiedad, por conseguirlo. A partir ahí, pasión, deseo de dar y recibir, necesidad de no separarse. Y posteriormente se transforma en ternura, en amistad, en comprensión, en necesidad de ayudar, en necesidad de compartir, aunque siga compartiendo cosas de las etapas anteriores
La sociedad actual no favorece a las personas sensibles, es decir, aquellas que manifiestan sus sentimientos, de manera espontánea. Que ríen, o lloran, que saltan o abrazan, en definitiva que se muestran como seres humanos.
Lo que se lleva, lo que se valora, lo que la sociedad admira es a aquellas personas capaces de controlar sus sentimientos, que siempre se muestran estables y que muestran auto confianza y control.
El otro día, con motivo del a entrega de los Premios “Príncipe de Asturias 2008” hubo, como siempre, momentos emotivos.
El momento mas álgido llegó cuando Ingrid Betancourt, secuestrada durante seis años por la guerrilla colombiana, privada de libertad y vejada, exponía con una cara llena de bondad y de alegría, lo afortunada que se sentía al poder ver en persona a Rafa Nadal.
Ese Rafa Nadal al que ella, a través de la radio, había seguido y admirado durantes sus seis años de cautividad y al que ahora, por fin, ponía cara.
La expresión facial de Rafa Nadal, al escuchar estas palabras de Ingrid Betancourt le hizo perder durante algunos segundos su reconocida fortaleza mental. Se dibujó en su cara, a punto de derramar una lágrima, la ternura que el comentario de Ingrid le había producido y luchó, puesto que el protocolo no hubiera sido el apropiado, por no levantarse y abrazarse con Ingrid. .
Vimos al Rafa humano y cercano, vimos al hombre- niño emocionado. Mas que cuando ha ganado unos de sus numerosos trofeos. El mensaje y la sonrisa de Ingrid había llegado a lo mas profundo de su corazón y se sintió un ser privilegiado, alguien capaz de hacer feliz a los demás. Rafa experimentó dentro de si, lo que nos hace sentir a nosotros cuando gana un torneo de manera épica.
Ingrid Betancourt, con su frágil de apariencia, con su humanidad desbordada, derrumbó con su confidencia y la ternura de su mensaje, al héroe invencible de las pistas. Sus palabras de agradecimiento fueron directas al corazón de Nadal y le hizo humano por unos segundos.
Sentimientos es lo que experimentamos cuando Ingrid Betancourt hablaba sobre su terrible experiencia, cuando recordaba a sus compañeros aún secuestrados con la voz quebrada por la emoción, lanzando un mensaje de de paz.
Eso son los sentimientos, eso es lo que nos diferencia del resto de las especies que habitan la tierra. Nuestra capacidad de expresar y sentir emociones. Nuestra capacidad de volver a ser lo que somos, frágiles, creados para hacer el bien, para manifestar nuestras sensaciones, aunque la sociedad favorezca la imagen contraria de insensibilidad, autocontrol y frialdad. .