La manera de gestionar cualquier actividad está influenciada por el carácter personal del gestor.
Tenemos ejemplos muy claros como el del Real Madrid, de Florentino o Calderón y el Atletico de la época Gil y el actual de Cerezo..
Soy un gran aficionado al deporte en general, cualquiera que sea la modalidad, deportiva, y no sólo como usuario del “sillón-ball”, sino también como practicante.
Cuando veo una obra de arte deportiva, algo dentro de mi empuja a mis oxidadas facultades a intentar, -con numerosos condicionantes, ya que la edad es algo con lo que debemos convivir- a emular al artista. Evidentemente lo hago a mi manera, como dice el dicho castizo, “yo mismo, con mi mecanismo”. , sin público, sin exhibiciones, sin alardes gimnásticos, pero con toda la ilusión del mundo.
Cuando vi el otro día el regate de Iniesta, lo estudié, lo repasé y me lo aprendí. Cogí una pelota del cuarto de mis hijos, y tras practicar con la silla del dormitorio, llamé a mis dos hijos pequeños y les asigné el papel de portero y de defensor. Las primeras pruebas fueron “complicadas”ya que mis hijos se lanzaban con ímpetu a mi tobillo y espinillas. Sólo después de un buen rato y mucha paciencia pude hacerles entender, que ni yo era Iniesta, ni esto era un partido de la selección, y que lo único que quería experimentar es lo que se siente tras un regate así.
Mis hijos no entendían que les estaba contando y con mucha perplejidad siguieron mis indicaciones. Tras innumerables intentos conseguí hacer algo parecido. Mi alegría me hizo saltar y flexionar el brazo a lo Nadal, y gritar: ¡TOMA! . Cerré los ojos y abracé a mis hijos, que atónitos asistían al “flipe” de su padre. Me sentí artista por un par de segundos.
Lo mismo me sucede cuando veo a Nadal, o a Contador, o cuando disfrutaba con ese golpe majestuoso de Seve en el Open británico, con el que tantas veces he soñado.
Ilusión es la sensación que siempre he buscado para emular por unos segundos a estos héroes deportivos, que hacen aquello que a mí, - a mi aire y de mi manera, - , también me está permitido intentar.
Nunca regatearé como Iniesta, ni golpearé la bola como Ballesteros, ni subiré una cuesta como Contador ni llegaré a todas las bolas como Nadal, pero, mi felicidad reside en la ilusión que me hace intentar emular esas acciones, con mis limitaciones, y sentirme, orgulloso de mis propios logros.
Y es aquí donde surgiría el segundo concepto que quería comentar: “sentirnos orgullosos de lo que hacemos”.
Y ahora enlazo con la comparación que quería hacer al principio, para lo que voy a resumir de manera muy general la gestión de Florentino Pérez y la de Ramón Calderón., como podría hacerlo con la de Gil o Cerezo.
Cuando Florentino Pérez llegó a la Presidencia del R M había un reto principal, rescatar al RMadrid de la ruina e impedir su desaparición, en lo económico, y devolver la ilusión al aficionado, en lo deportivo.
Sólo voy a centrarme en esta última faceta, la deportiva. FP pensó que la forma de dar grandeza al club partía de tener a los mejores jugadores. Se ficharon los mejores jugadores del momento. Y se les pidió que dieran espectáculo, que hicieran soñar a la gente, y que ellos mismos disfrutaran haciendo lo que mas les gustaba junto a los mejores.
Todo se reactivó, el público acudía a los estadios y soñaba, hacía fotos, veía pases magistrales, jugadas impredecibles, goles inenarrables, improvisación….
Se recuperó una ilusión que se había perdido, los aficionados asistían a un espectáculo en el que cada día se esperaba “descubrir” algo nuevo, diferente. Entraban optimistas y salían maravillados:
¡qué carrera ¡, ¡que pase a 50 metros¡, ¡que paradón ¡ , ¡vaya golazo ¡.
Los medios se unieron a la alegría general. Periódicos y radios escribían y narraban las acciones espectaculares, y el público devoraba las páginas y escuchaba a los narradores deportivas alabar las hazañas de los nuevos héroes.
Sin embargo, los resultados deportivos, no fueron los esperados, ya que el equipo se fundió físicamente, y empezaron a aparecer los “egos” de alguno de los artistas. La maquinaria no funcionaba con la perfección engrasada que debería.
Se acabó esa época y surgió una nueva forma de gestión. Como siempre, el que llega deshace todo lo anterior y se identifica con lo contrario.
Calderón puso en marcha una nueva filosofía de trabajo: el trabajo en equipo.
Se sustituyó improvisación por esfuerzo. Los liderazgos individuales se sometieron al liderazgo y al criterio único del entrenador, se despidió a los artistas. Se cambiaron, en definitiva, imaginación y fantasía, por esfuerzo y trabajo y a los talentosos jugadores por otros mas “normales”, predecibles, sin dosis de improvisación
El equipo empezó a trabajar como equipo. Nadie destacaba del resto, cada uno a lo suyo. El espectáculo desapareció para pasar a la lucha, la agonía, el pundonor. Se empezaron a conseguir resultados tal y como estaba planificados.
Pero la ilusión se desvaneció como por arte de magia. Antes se disfrutaba y no se ganaba, la gente estaba orgullosa de lo que representaba el equipo. Ahora se gana, pero el sabor de boca que queda es malo. Sólo ilusiona verse encaramado en lo alto de la clasificación, pero el precio es el aburrimiento. Todo el mundo critica la forma de ganar, hay tedio y bostezos en el otrora espectáculo ilusionante.
Desaparecieron los ídolos a los que perseguir en busca de autógrafos. Ahora se trata de gente “normal” trabajadora. Ya no existe admiración como antes, sólo reconocimiento al esfuerzo realizado. Aquellos que antes eran silbados por su “torpeza” ahora son aplaudidos por su entrega. Se ha perdido la capacidad de ilusionar y se ha ganado en eficacia.
Se priman los valores tradicionales del esfuerzo como siempre se ha hecho, y se echa de menos el talento, la fantasía.
Se cambia el Himno grandioso de Placido Domingo, por el popular de “Las mocitas madrileñas”
Aquí es cuando surge el debate. Estamos hablando de un equipo de fútbol, estamos hablando de un deporte que mueve montañas de personas, estamos hablando de un espectáculo que, al final, y sobre todas las cosas está hecho para generar ilusión.
¿Ilusión y espectáculo, frente a orden, predicibilidad …?
Los alemanes siempre han jugado como ahora lo hace el RM, con orden, en equipo, y siempre han conseguido buenos resultados. Los brasileños siempre han jugado a su aire, cada uno a lo suyo, aportando imaginación, frescura, alegría y siempre han conseguido también buenos resultados.
¿Qué sería el ciclismo sin la indisciplina de Contador, y sus derrapajes? ¿ que sería el tenis sin la disciplina, la lucha y el orden de Nadal? ¿Que sería el fútbol sin el egoísmo con el balón de Maradona o Messi para iniciar, continuar y acabar la jugada ellos solos contra el mundo? ¿qué sería el golf sin los golpes fantásticos e inesperados de Ballesteros si todo siguiese un orden y una lógica?
¿Improvisación-talento, disciplina-orden-trabajo?
Disfruto viendo jugar a Brasil y me aburren Alemania e Italia. Disfruto con la disciplina mental de Nadal y con la calidad y el talento de Federer.
En el deporte como en la vida, hay que dejar a los mejores que saquen lo que llevan dentro, todo ello mezclado con preparación y disciplina.
En el deporte debemos primar el espectáculo, la diversión, la alegría, la ilusión. Hay que dejar a la gente soñar, sentirse especiales. Pero sin resultados la ilusión también decrece
El día a día ya nos hace ser predecibles, estamos en una cadena donde cada uno ejecuta su función y no hay grandes márgenes para improvisar ya que las envidias y los recelos tratan de tapar al que aporta algo.
Dejemos que el deporte siga siendo ese mundo de ilusión, dejemos que el deporte nos permita vivir lo impredecible.
Tan importantes para el equipo, en el Atlético son el Kum y Maniche, ¡pero si tengo que elegir…!
Talento-genialidad, trabajo-disciplina ambos son caminos adecuados para alcanzar las metas. Ambos deben convivir.
Nadal es fuerte mentalmente y trabajador, pero a la vez tiene un talento especial para el tenis
Induráin era trabajador y currante, pero con unas condiciones excepcionales para el ciclismo
Ronaldo y Ronaldinho eran geniales, pero…… indisciplinados
¿Florentino o Calderón? A mi personalmente me ilusionaba mucho mas el RM de Florentino. Ahora los resultados son buenos, pero me aburro. Hay lucha tesón, pero falta genialidad. Todo es casi predecible Mi decisión, la tengo clara: Calidad-Talento, organizados ¿ es tan dificil?