Muchos son los ciudadanos que hablaban, en discusiones políticas con sus amigos, sobre la necesidad de renovación dentro del PP. La mayor parte de las veces aparecían dos nombres que parecían estar de alguna manera marcados por su pasado: Zaplana y Acebes.No se dudaba sobre sus capacidades ni sobre su valía y honradez, a pesar de la campaña política sufrida por ellos.
Por mucho que los medios “prisaicos” hayan lanzado durante años numerosos rumores en contra de Zaplana, y de su honradez, la verdad es que en todo este tiempo, no se han sacado a la luz mas que rumores, rumores, rumores.
No somos ingenuos y pensamos que si una maquinaria tan potente, destructiva y con tantas ganas de hacer caer a sus adversarios políticos, aprovechando cualquier asunto, tuviera mas información, la habría usado para destruir políticamente a su adversario.
La realidad es que tras los rumores de todo tipo, nada de nada.
Que Zaplana ha sido un hueso duro de roer, implacable en sus argumentos, en su educación y preparación para mantener el tipo en una legislatura de aislamiento al PP por parte de todas las demás fuerzas políticas, es un hecho contrastado. Mas aún cuando vemos la felicidad de la oposición ante su desaparición como protagonista de primer nivel de la escena política.Y que Acebes molestaba por su coherencia, a pesar de las numerosas críticas, acusaciones y descalificaciones de las que fue víctima, mas de lo mismo.
Comparto el criterio de que estos dos pesos pesados del PP reflejaban cierta forma de hacer política que quizás había llegado a su techo y no eran capaces de dar mas valor añadido a su partido.Pero una cosa es eso y otra cosa es poner el principal partido de la oposición en manos de “novatos”.
Dios me libre de criticar a quienes no conozco y a quienes no puedo calificar, Pero es precisamente porque no los conozco por lo que me entran serias dudas. Que el PP ha obtenido unos buenos resultados, creo que es evidente. Que existe un gran desencanto por parte de la mitad del electorado, que ha visto que tras los numerosos fiascos del Presidente ZP y a pesar de ello ha vuelto a ganar las elecciones, también es verdad. Sin embargo, los votantes del PP han sido fieles a una forma de hacer política y oposición y el sentimiento general era que había que cambiar algunas cosas para seguir creciendo, pero no que fuera preciso un cambio radical en lo que había funcionado.
Quizás uno de los cambios debería haberse producido en la cúpula del partido. Esto tendría argumentos a favor y en contra. Si se hubiera producido el relevo de Rajoy podrían haber aparecido luchas internas que sumieran el partido en un periodo de inestabilidad, demasiado peligroso para los tiempos corren.
Rajoy parece una persona preparada y de fiar. Sin lugar a dudas, podría ser un buen Presidente del Gobierno, pero, hay un hecho claro, ha perdido sus segundas elecciones. Las causas y justificaciones explicativas son múltiples y el resultado parece que ha mejorado, pero esa es la realidad. Dos elecciones perdidas son ocho años en la oposición y eso es un plazo demasiado largo para soportar por parte de un líder político y de los electores que en él depositan su confianza.
Cambios eran precisos, pero cambiar no significa quitar del medio a todas las personas que han demostrado su valía y que han llevado al partido a sus cuotas de aceptación entre el electorado.
Quizás echemos de menos, a partir de ahora, a una oposición, que ha de mantener su papel de criticar las equivocaciones del Gobierno y que ha de servir de control al poder ejecutivo, en representación y por el bien de los españoles. O quizás, el nuevo equipo esté a la altura de las circunstancias y demuestre su valía.
Sólo el tiempo dirá si la decisión de Rajoy es o no la acertada. De cualquier manera a mi me sorprende el aparente poco protagonismo que se ha dejado a ciertas personas, que hasta ahora parecían fundamentales, y de aquellos que podían aportar su gran experiencia profesional, en una situación económica delicada.
Nadie es insustituible en ningún orden y todo el mundo merece credibilidad. Pero me surgen muchas dudas por la posible candidez y falta de experiencia (fundamentada en mi falta de conocimiento de las personas) del nuevo equipo del PP, frente a personajes de colmillo retorcido y curtidos en mil batallas políticas, del equipo del Gobierno.Los miembros del futuro Gobierno, desde mi personal punto de vista, salvo sorpresas, y a pesar de su éxito electoral, ya han demostrado su incapacidad para la función que desempeñan.
También tienen como “mérito” el haber sido capaces de hacer aparecer la tensión política entre unos ciudadanos que nunca dimos mucha credibilidad a la clase política en general, pero que hoy mas que nunca, nos sentimos preocupados de los desvaríos, prepotencia y chulería de algunos de sus miembros, así como de la “facilidad” que demuestran para considerar como propios los activos de todos los españoles.
Por el bien de todos nosotros, esperamos que Rajoy haya acertado con la designación de las personas, para que el escenario democrático y de control al Gobierno funcione con normalidad.
Esperamos que los nuevos protagonistas de la oposición, cumplan las expectativas de la mitad del electorado y realicen sus funciones con honestidad, profesionalidad y rigor.Les pedimos que no permitan y censuren aquellas actitudes personalistas y ventajistas que los miembros del Gobierno puedan realizar y que les recuerden continuamente a quien representan y para que han sido elegidos. El Gobierno de España ha de representar a todos los españoles, incluidos a los que no les votan, y no se han de aceptar amenazas ni humillaciones de los enemigos de España.