21 julio 2006

Me he vuelto a "enganchar"

Estuve enganchado al ciclismo con la garra y la forma de subir puertos de Fuente.

Con Ocaña tuve sentimientos ambiguos. Era la época el fenómeno Merck y sólo había un corredor que ponía algo de emoción a los innumerables triunfos del astro belga, Luis Ocaña. A Ocaña yo lo sentía como español, aunque cuando hablaba y hacía declaraciones mostraba ese acento francés que tienen los ciudadanos de aquel país cuando aprenden español. Y la verdad, que en el Tour de Francia, la carrera mas importante del mundo, donde todo lo que huele a español es denostado, el que se suponía representante español, tuviese ese acento, a mi la verdad… no me ponía. Apareció, luego Pedro Delgado, y éste si que encajaba con la idiosincrasia española. Luchador, combativo, peleón, con clase y además de Segovia. Fue Delgado el que me enganchó. Es verdad que no tuvo demasiados triunfos, pero siempre estaba allí dando guerra y cuando tiraba… era una moto GP. Recuerdo las tardes de Julio, pegado al televisor pedaleando junto a Pedro Delgado para tratar de subir esa cuesta imposible, y tratar de alcanzar al escapado de turno, ¡ madre mía ¡ ¡que trabajo y como me gustaba!. No perdía detalle de la carretera, de cada curva, del aficionado que casi nos tiraba de la bici y de la cara de sufrimiento y pundonor del campeonísimo Pedro. Surgió el fenómeno Indurain y aquí ya tenía yo reservado mi sillón favorito, a la hora de comienzo del Tour. ¡ que clase! ¡que poderío y elegancia! Indurain sufría como los demás, pedaleaba como el que más y por su envergadura pienso que el esfuerzo debía ser mayor, pero Indurain era un portento, y si algo me asombraba de él era su aparente facilidad para responder a los ataques y su dominio perfecto de la situación, sabiendo en cada momento donde estaban sus rivales, dosificando esfuerzos cuando debía hacerlo y echando el resto cuando era preciso. Si había que tirar, tiraba, si había que escaparse se escapaba. Sabía buscar aliados para las fugas y éstos siempre apreciaban su “generosidad” al dejarles participar de la gloria con los triunfos de las etapas. Porque Indurain no buscaba un simple triunfo de etapa, algo que para cualquier ciclista del mundo, es lo máximo, ganar una etapa en el Tour. Indurain iba mas allá, iba en busca de la gloria, iba buscando el mas difícil todavía, el encadenar cinco Toures seguidos, algo que nadie había hecho hasta la fecha y…. cuando lo consiguió, cuando vio que su momento de gloria estaba pasando… con la misma elegancia que había subido los terribles puertos, se bajo de la bici, y dijo ¡señores, se acabó, ahora me dedicaré a mi familia! E Indurain nos dejó huérfanos de héroes ciclistas, y aquellas sobremesas del mes de Julio ya nunca fueron las mismas. Tras Indurain apareció el americano Amstrong y aunque seguí, mas que las carreras, su colección de títulos, yo estaba ya desenganchado, apenas conocía el nombre de ningún otro ciclista durantes los años de su aplastante superioridad. Y además superó el record de Indurain , por lo que mi interés cayó. Pero en este Tour…he vuelto a engancharme, he vuelto a disfrutar, he vuelto a pedalear en mi sillón favorito, que ya me echaba de menos, con dos españoles, Sastre y Pereiro. He vuelto a ver a Perico/Sastre con ese pundonor, con esa garra, pelear como nunca y morir sobre la bicicleta y he vuelto a ver la majestuosidad de Indurain/Pereiro, controlando la carrera, usando la cabeza y …….me he vuelto a enganchar. Es muy probable que ninguno de los dos gane ya que siempre aparece un “monstruo” que impide nuestros sueños y aquí apareció el americano Landis, ante el que también me levanto y aplaudo. Que etapa la de ayer , ¡ que maravilla! Este año el Tour me ha llegado, por lo que he limpiado mi antigua bici de polvo, he engrasado la cadena y los cambios y me he puesto a pedalear como un loco para emular a mis nuevos ídolos. Pronto me bajé de la bici y reconocí mis limitaciones. No puedo subir esa pequeña cuesta al lado de mi casa, pero cuando Pereiro y Sastre me necesiten en el Alpe Dúez o en el La Croix o incluso en el Mortirollo, allí estaré yo desde el sillón de casa, pedaleando con todas mis energías para ayudarles a subir. ¡Gracias Pereiro, gracias Sastre. Puede que ganéis el Tour, puede que no, pero a mi ya me habéis ganado de nuevo para el ciclismo!