El asesino Francisco Javier García Gaztelu, mas conocido por “Txapote”, vuelve a la Audiencia Nacional mostrando su cínica y glacial estampa, esta vez sin compañía femenina para sonreír, cuchichear y despreciar al tribunal que le juzga, para ser de nuevo juzgado y condenado por otro asesinato, el del dirigente socialista Fernando Mújica.
Si antes fue el concejal "popular" MA Blanco ahora salta a las filas "socialistas".
Me llaman la atención dos cosas. En primer lugar, el apellido de tan siniestro personaje. Nada mas y nada menos que García, apellido de origen español aunque le pese al odioso asesino.
Por un lado, la satisfacción de ¡que se j… !, por llevar un apellido tan español porque intuyo que internamente le dolerá hasta en los mas profundo esa huella de su origen, aunque por otro lado siento vergüenza de que tan asqueroso personaje lleve tan ilustre apellido español, orgullo de cientos de nobles y honrados compatriotas y de innumerables amigos, que han tenido la desgracia de compartir su honrado apellido, con tal engendro animal.
En segundo lugar, los periódicos recalcan que es el asesino del socialista Mújica. Y ahí es ahora, donde al que le duele en lo mas profundo de su ser es a mí. Me duele el ver que los dirigentes de dicho partido, muchos de los cuales seguro que conocían a Mújica e incluso compartirían, penas alegrías y amistad, miran para otro lado y ….no quieren ver a quien sesgó la vida de su compañero y están dispuestos a “olvidar” para mantener sus cargos.
Y digo que ahí me duele, porque no lo puedo entender. Comprendo la postura de los dirigentes del PP que se sienten profundamente dolidos al ver al autor del vil asesinato de M A Blanco y defienden con toda la fuerza que la palabra y la legalidad les concede, la encarcelación por vida, del siniestro terrorista y de sus cómplices.
Pero no entiendo que otros, como Patxi López, con apellido tan español e ilustre, con el que sus nuevos compañeros terroristas de tertulia y mesa, cuando dialoguen, seguramente omitan el apellido para sentirse a gusto, y le llamen simplemente “Patxi”, sea capaz de sentarse y compartir mesa y quizás, también mantel, con los “amigos” del asesino Txapote, y les implore diálogo …..
No lo entiendo. Intento ser objetivo, intento ver el lado bueno de las cosas, intento en fin ver mas allá… pero no soy capaz de comprender que un compañero de partido de un hombre bueno, asesinado por sus ideas y por español, se siente e implore ante unos asesinos, ceda a sus pretensiones y además nos quiera convencer a los demás que eso es lo que hay que hacer.
Si repugnante me parece Txapote, también repugnante me parece el tejemaneje de Patxi López y del que le dirige, y de aquellos que siendo socialistas y compañeros de Mújica, son capaces de compartir, aunque sólo sea unos minutos de su tiempo con esta banda asesina.
El Presidente de España y colaboradores no hablan ni condenan las extorsiones mafiosas de ETA y sus miembros, ni condenan los conatos de agresión que sufre la oposición, simplemente, sonríen a los enemigos de España, a los que defienden sus posiciones con amenazas, extorsiones y asesinatos, mientras guardan sus hirientes dardos dialécticas y amorales contra una oposición cuyo pecado es defender sus ideas y posiciones mediante el uso de la palabra
Que desilusión debe sentir la familia Mújica, como la familia Blanco, como tantas otras, no sólo familias de víctimas sino también de gente normal, trabajadora, gente de bien, cuando ven que quien tiene que defenderles les ignora, menosprecia e intenta acallar y que los objetivos que tienen en mente son mantenerse en el poder, arrodillarse ante los terroristas, resucitar heridas de la guerra civil española ocurrida entre los años 36-39 (hace 70 años) y enemistarnos con el mundo occidental al que aunque le pese a ZP, pertenecemos