16 agosto 2006

El verano

Comienza el regreso de las vacaciones.

Escalonado, triste, lentamente. Mientras viajamos de regreso nuestro cerebro va recordando todos y cada unos de los intensos momentos vividos en las ilusionantes vacaciones que aunque al principio parecía que serían largas, ahora nos damos cuenta que pasaron volando y que todo aquel tiempo quedó ya reducido a nada.

Sin embargo, aunque los sentimientos sean un poco difusos, notamos que las baterías se han recargado y que tenemos nuevas ilusiones.

Los propósitos laborales y personales, son los mejores, en este momento.

Nuevos bríos para la realización de las actividades que dejamos pendientes en ya aquellos lejanos días de finales de Julio cuando llenábamos la maleta junto con la necesidad de parar ya, de darnos un respiro.

Lectura, deporte, inacabables siestas, baños relajantes en aguas frecas y revitalizantes, comidas con esos amigos del verano de siempre, con esos amigos que conocimos de pequeños en nuestro veraneo y que hoy ya casados y con hijos volvemos a encontrar. Recuperar ese espiritu de "pandilla" que tantos momentos compartimos, Unos vienen de Lisboa, otros de Paris, de Holanda, algunos otros de la meseta castellana. Son esos amigos de toda la vida que sólo vemos en verano y ocasionalmente en algún encuentro programado durante el invierno.

Nos conocemos desde siempre y los recuerdos no pueden ser mejores ya que siempre nos vemos en vacaciones, y todos vamos con "marcha" con ganas de divertirnos y con muchos días por delante para compartir

El verano es esa parte del año que todos esperamos desde que terminamos las vacaciones, como es mi caso ahora y ya estamos pensando en lo que no nos dio tiempo a realizar.

Hay gente que prefiere descubrir sitios nuevos, lejanos, otros buscan la sorpresa, ese viaje de última hora, inesperado a ese lugar que nunca pensamos que iríamos, otros dejan organizado a su finalización el regreso para el próximo año, otros hacen viajes solidarios, ayudando a los demás, a los que no tienen verano ...

Hay, como no podía ser de otra manera, múltiples maneras de planificar nuestro tiempo libre, que eso es realmente el verano, libertad para hacer lo que quieras, sin horarios, ni ataduras ni obligaciones. Bueno las obligaciones de comer y dormir se mantienen, aunque en verano pasan a la categoría de placeres. No cocinamos y dormimos las famosas siestas, esas que, son conocidas internacionalmente como una de los logros de los españoles, pero que al menos en mi caso... sólo son posibles en verano. Me encanta el verano, quizás porque hago todo aquello que en invierno es mas complicado hacer.

El regreso es triste como decía al principio, pero la realidad es también ilusionante. Si te planteas el regreso como "todo lo bueno acaba", entonces pasarás a formar parte de esas estadísticas que empezarán a aparecer en los periódicos en estas épocas, en las que se habla de las depresiones por reincorporación al trabajo, bajas laborales por ansiedad..., y entonces ahí no hay quien te recupere.

Cada día es un aliciente, cada día es distinto y hay tantas cosas por hacer...

Es verdad, que el trabajo trae la rutina, pero hay que mantener la ilusión de vivir, la ilusión de luchar, la ilusión de hacer cada día diferente y compartir con los demás lo mejor de nosotros mismos, haciendo felices a los que nos rodean. Así conseguiremos que nuestra vida sea siempre verano y que vivamos disfrutando