21 julio 2010

Libro: La Depresion de Marta. (Jaime Smith Semprum)

Hace treinta y tantos años, conocí a una chica, que a mí, en aquel momento, me parecía, además de guapa, muy inteligente. A esta “amiga especial”, de aquellos años, la perdí la pista posteriormente durante muchos años, 20 o quizás más. Pasado el tiempo comencé a saber de nuevo de ella, de sus hijos, … y siempre que me llegaban noticias de ella, me acordaba de su padre. Solemos unir personas a recuerdos y recuerdos a personas. Y eso me sucedía con el padre de mi amiga de aquellos años juveniles. Recordaba la ilusión que en él suscitaban mis partidos de fútbol y haberle visto alguna vez en las gradas de algún campo de fútbol perdido de Madrid, en domingos soleados, aplaudiendo algún lance del juego y sonriendo. Entre los dos se estableció una relación de mutua admiración. El me apreciaba, y yo también a él. Pasaron los años, y no volví a saber nada de su vida, hasta que hace un par de años, coincidí con él en un funeral. La emoción compartida de ambos, fue plasmada en un caluroso abrazo, similar a aquel que comparto con mis amigos cada vez que nos reencontramos. Parecía que no habíamos dejado de vernos y pronto, brotó de nuevo, ese afecto mutuo que antaño nos tuvimos. Estaba mas mayor. Su pelo era blanco y a mi me parecía mas bajo de cómo yo lo recordaba. Pero su sonrisa y su conversación me mostraron que era él, sin duda. Su rostro reflejaba cansancio y creí percibir un cierto aire de tristeza, aunque todo ello envuelto por un barniz de sabiduría de persona estudiosa y profundo lector. Me contó, en el poco tiempo que transcurrió entre el post-funeral y la “necesidad” de ir por el coche en segunda fila, que su mujer , no había podido ir pues “seguía con sus problemas” y que él continuaba al frente del cañón luchando junto a ella. Recordaba yo de mis juveniles años, que de su mujer, Marta, con la que apenas coincidí, no tenía yo un especial recuerdo, ni para bien ni para mal. Recordé entonces algún comentario sobre su delicada salud, pero ni Jaime ni su hija nunca le dieron gran importancia delante de mí y por lo que sé ahora tampoco quisieron contarme toda la verdad. Y si lo hicieron, yo no fui capaz de entenderlo Hace unos días, ojeo en el avión de regreso a casa, un periódico habitual, y en la última página me llama la atención una entrevista con el título, “El Dolor del alma, a través de sus lágrimas vi la luz”. Comienzo a leerlo y mi corazón se acelera al ver la foto del autor., Jaime Smith!!! Leo con mayor entusiasmo la entrevista y al llegar a casa buceo en la web, buscando información. Mi investigación termina con el encargo de dos libros, escritos por él, “La Depresión de Marta” y el “Dolor del alma”. Leo el primero de ellos el pasado fin de semana y no me ha dejado indiferente por dos razones. La primera es que me ha ayudado a conocer mejor aún al autor y me ha servido para afirmarme en que mis recuerdos eran correctos, ¡ es un gran tipo!. La segunda, es que es un libro escrito con cariño, por alguien, que a través de las lágrimas de su mujer, descubre el camino de su vida y tras su jubilación se dedica a hacer el bien a los demás. Pero además habla desde el conocimiento sobre un tema “sufrido” y dedica sus mejores esfuerzos para intentar servir de ayuda. Su vida ha sido dura, su recorrido complicado y sus circunstancias no siempre las mejores, pero ahí está … No es un libro técnico. Es para todos pero escrito desde el conocimiento. Tras leerlo llamé a su hija y la felicité por el gran padre que tiene. Me aseguró que mis felicitaciones le encantarían a su padre por el aprecio que me tiene. Treinta años después he vuelto a pedirle que me organice una cita, pero esta vez con su padre, al que tengo infinidad de preguntas que hacer, ya os contaré. Mientras tanto, si os apetece, disfrutadlo! (La depresión de Marta. A través de sus lágrimas vi la luz. Jaime Smith Semprum, fundador de la Alianza para la Depresión. La esfera de los libros)