01 marzo 2007

Educación y nuevas tecnologías

Hablar sobre la educación de nuestros hijos y la influencia que la tecnología tiene sobre ella no es una tarea fácil. Antes de empezar, declaro mi total y favorable disposición a las nuevas tecnologías, de las que soy usuario, por las fabulosas posibilidades que ofrecen, pero a pesar de esta declaración inicial, creo que el desarrollo tecnológico tan impresionante de los últimos años, y el no saber usarlo adecuadamente está creando seres raros, introvertidos e incultos. Durante mi etapa escolar fui alumno de un colegio concertado, de los de toda la vida, con muchos alumnos por clase, mas de 40. (hoy por encima de 20 se considera una barbaridad) Quizás sea verdad que la mente es selectiva y guarda sólo aquellos recuerdos que nos son gratos, desterrando el resto. Puede ser. Sólo puedo decir que ni yo ni ninguno de mis compañeros de aquella inigualable época hemos tenido trauma infantil alguno ni hemos necesitado ayuda psicológica por causa del colegio. Entre los estudiantes, los había, magníficos, buenos, normales, regulares, malos y muy malos y cada uno sobrevivía como podía, aunque he de decir que existía bastante solidaridad con aquellos a los que les costaba mas avanzar y se les ayudaba. Los capones, elevación de patillas hacia arriba, castigos de rodillas y algún merecido sopapo estaban a la orden del día y como he dicho no recuerdo ni un solo caso de trauma infantil entre mis ex - compañeros. Hoy día, esos “castigos” serían denominados como violentos y los profesores se verían expuestos a numerosas denuncias por malos tratos y puede que hasta alguna noticia en la prensa local… por “haber estado de rodillas en clase, por mal comportamiento una hora entera…”. Y además ¿quien es Vd para castigar a mi hijo? Nuestros padres apenas pisaban el colegio. Recibían la información trimestral de las notas, y de vez en cuando alguna nota adicional sobre comportamiento no siempre tan bueno, sobre todo en aquellos problemáticos años de la adolescencia. Cuando éramos castigados por el profesor, nuestros padres jamás cuestionaban la autoridad del mismo, sabedores de lo difícil que sería lidiar con 40 miuras en plena adolescencia y nunca nos sentimos ni menos queridos ni traumatizados, ni tampoco experimentamos en ningún momento deseos de venganza hacia los profesores. En un colegio, como en la vida, existían los que mandan y los mandados, y en este caso los alumnos de los cursos superiores (a los que todos deseábamos algún día llegar) eran los que mandaban y “abusaban” de los pequeños, echándoles del campo de juego, quitándoles el balón, a veces el bocadillo, ganando las mejores canicas y en definitiva y haciéndoles rabiar y si se terciaba repartiendo algún pelotazo… y evidentemente había peleas, por las causas mas variadas. Jamás en mi vida supe de ningún compañero mío que denunciara a otro alumno, ni supe de nadie que fuera denunciado, y fueron 12 años en un colegio de 3000 alumnos... ni tampoco los profesores cogían bajas por stress, y eso que éramos 40 por clase, dando guerra todo el día. Es verdad que no había móviles ni cámaras digitales, pero aunque los hubiera habido nunca se nos habría ocurrido usarlos en el colegio (ahora tienen que desarrollar una ley para prohibir su uso en colegios) y menos aún grabar las “habituales” peleas, para posteriormente poner denuncias. Esto me lleva a la primera reflexión, ¿es que antes éramos muy buenos, o muy tontos o es que ahora son muy malos o muy espabilados? Viene esto a cuento, ante las continuas noticias que aparecen en los medios sobre los “problemas del acoso escolar” y las denuncias a compañeros, los padres que amenazan a profesores, los alumnos que pegan a los profesores, los profesores que acosan a niños, los niños que maltratan a sus compañeros, los profesores que se suicidan … En realidad no tengo muy claro si antes éramos distintos, cosa que no creo, o si la sociedad actual está mal de la “azotea”, cosa que me empieza a encajar… Hoy día los padres quieren decidir la cantidad de deberes que han de hacer sus hijos, se reúnen muy a menudo con profesores/tutores encargados y aumentan las recomendaciones para enviar a los niños a psicólogos para ser tratados. Si un niño suspende se culpa al profesor, mientras que antes el que suspendía era considerado un “zoquete” y no se cuestionaba al profesor. En el sistema actual de enseñanza apenas se usa la memoria porque parece ser que no es bueno forzarla, se intenta que se pase de curso y que nadie suspenda para evitar lo que se ha denominado “fracaso escolar”. Y los alumnos pasan de curso sin saber nada, porque la realidad es que las nuevas generaciones… apenas saben nada de nada. No hay mas que ver como responden a las preguntas de cultura general que a veces son planteadas en la calle, y las respuestas que se obtienen. La cultura general de nuestros jóvenes, aquella que proviene fundamentalmente de tres fuentes, lo que se aprende en el colegio, la capacidad de aprender a través de la lectura y la capacidad de las personas para interesarse por cosas nuevas por aprender, viajar, y tener iniciativa para profundizar en temas… es escasísima. Los diferentes cambios legislativos sufridos en la educación en los últimos años han dado lugar a un recorte importante en materias fundamentales para la formación integral de las personas. Las nuevas generaciones carecen de ese “barniz” imprescindible. Me recuerdan a los estudiantes americanos de los institutos que vemos a través de las series de TV, que no saben nada de nada. En seguida me vienen a la mente multitud de preguntas: ¿Por qué estamos donde estamos? ¿por qué las nuevas generaciones sólo saben jugar a las maquinitas y enviar sms con cientos de faltas de ortografía,? ¿ por qué casi ninguno lee y sólo escriben para mandar mensajes en el messenger, con unos símbolos y un lenguaje incomprensible para cualquier persona de mediana edad? ¿por qué hay tanto fracaso escolar, tanto profesor con depresiones y tanto niño en edad infantil visitando a psicólogos? El progreso y la tecnología hacen la vida más cómoda. Se sustituyen imágenes, sonidos y movimientos en una pantalla, donde no hay que pensar, solamente mirar pasivamente, por imaginación, pensamiento, análisis, esfuerzo e investigación. Se sustituyen libros por juegos, que normalmente no son educativos, y muchas veces son violentos. Incluso los teléfonos móviles y las cámaras digitales traen incorporados juegos que concentran a los jóvenes, con cara de alelados apretando sin parar teclas y sin levantar la vista de una pantalla, a la que parecen hipnotizados Está también el fenómeno de los “juegos de rol” por los que se han llegado a cometer asesinatos, encarnando el papel de protagonistas imaginarios y violentos. Hay que usar la tecnología y aprovechar sus ventajas, pero no podemos emplearla para favorecer el nulo desarrollo de la inteligencia, de nuestra capacidad de pensar y de aprender. Hoy los méritos entre los mas jóvenes se cuentan por las pantallas pasadas de determinados juegos o por la puntuación alcanzada en otros, pero nunca, por los libros leídos o las cosas aprendidas. Aborrecen los libros a los que sólo se acercan si vienen precedidos de alguna campaña publicitaria polémica y aún así esperan al lanzamiento de la película para evitar leerlos. De filosofía no quieren ni oír hablar y apenas les suena el nombre de Sócrates, por ser similar al de un antiguo jugador de fútbol brasileño. Y de los escritores clásicos …… Eso si, se conocen todas las características técnicas de los video juegos y de las consolas para usarlos. Se “liga” por internet en lugar de hacerlo al aire libre. Escribes en un ordenador y “chateas” con bastantes faltas de ortografía y sin apenas usar vocales, ni por supuesto acentos y al final… incluso hay gente que se casa. La gente participa en los chats escondiéndose bajo pseudónimos, y se relaciona virtualmente. Se acabaron las felicitaciones de Navidad y se sustituyen por sms. No se llama el día del cumpleaños a los amigos, se les manda un sms y ya hemos cumplido: “muchas felicidades” . Respuesta: “muchas gracias” y así hasta la próxima ocasión… El día que se estropea el móvil, o el ordenador, es una catástrofe. Toda nuestra vida está metida en esos aparatos y de repente no sentimos totalmente indefensos y desnudos ante el mundo. ¿Que falla en la educación y en la formación de los jóvenes? ¿es culpa de los padres que les estamos educando en la comodidad y en no primar el esfuerzo? Yo personalmente creo que se están perdiendo algo muy importante, como es el fabuloso mundo de los libros, la facilidad de relacionarse con los demás y el descubrimiento de la vida, y me pregunto ¿cómo podemos permitir esto?