Este es mi sobrino Pablo, uno de los inspiradores del proyecto.
Pablo tiene 4 años y es el primero de los tres hijos de mi hermana pequeña.
Cuando mi hermana estaba embarazada y se hizo las primeras pruebas ya le dijeron que el niño venía "con problemas".
Mi hermana es muy luchadora y desde el primer momento se empezó a informar a través de internet y a través de la Fundación Madrileña de SD cómo eran estos niños y que problemas tenían.
En poco tiempo, se hizo una experta en la materia y su determinación de que todo iba a salir bien pronto nos contagió a todos. Estaba preocupada, evidentemente, pero asumió su papel con tal naturalidad e ilusión, que poco mas podíamos añadir.
Los demás, es verdad, teníamos muchas dudas y sobre todo estábamos muy preocupados. Iba a ser una experiencia nueva, para la que no estábamos preparados, pero Astrid, parecía tan segura, que, comenzamos a asumir la futura situación con nuestro mejor optimismo y con nuestra mejor predisposición.
Ya ahí algo empezó a cambiar en todos. Quizás, asumimos una nueva sensibilidad, de la que antes carecíamos, quizás empezábamos a valorar lo que teníamos y antes no habíamos valorado.
Antes de nacer Pablo, ya empezó nuestra transformación.
La madre de Pablo habló con un pediatra amigo de la familia, que la recomendó tener al niño en el Hospital Gregorio Marañon, ya que era hospital que contaba con la mejor UVI infantil y además contaba con un personal muy especializado.
Y Pablo nació, era rubio, muy rubio y también muy guapo. Tan guapo que le hacíamos fotos y no conseguíamos ver los rasgos característicos de los niños con SD.
Hablábamos conl nuestro pediatra amigo para expresarle nuestras dudas, y pronto las disipó: "Pablo es un niño con SD"
Los primeros meses fueron complicados, ya que estos niños nacen con problemas de corazón. En el caso de Pablo también había que operarle del estómago
Tras las dos operaciones complicadas y seguidas, todos estábamos muy preocupados.
Pero Pablo era un niño fuerte y con ganas de vivir, y salió adelante.
Desde que nació, a pesar de verle tan frágil, transmitía alegría. Siempre ha sido un niño muy bueno , muy formal, muy cariñoso.
Le costó mucho tiempo andar, y todavía hoy con 4 años habla muy pocas palabras, pero, aunque no hable mucho, es listo, muy listo, porque sabe darnos a cada uno lo que nos gusta, lo que nos hace felices y lo que esperamos de él.
Nunca hace un feo a nadie y es cariñoso con todo el mundo.
A veces se queda en nuestra casa, o con sus abuelos, o con otros primos, y Pablo siempre se integra como si estuviera en su casa.
La cara que pone cuando te ve, no se puede describir. Es una mezcla de alegría, felicidad, bondad, cariño y sobre agradecimiento. Y siempre me he preguntado que es lo que tiene que agradecerme, porque nadie nunca me ha puesto una cara similar,. Y sigo sin saberlo.
Creo que soy yo quien tiene que agradecerle el hacerme sentir tan especial a sus ojos